Cómo decorar las paredes de la habitación de un bebé
La llegada de un bebé a casa siempre es un motivo de alegría. Meses antes del nacimiento empezamos a planificar todo lo relacionado con este feliz acontecimiento y la preparación de su habitación es una de las cuestiones que más nos preocupa y ocupa.
Más allá del mobiliario, complementos y textiles, uno de los aspectos más importantes es tomar una decisión respecto a las paredes de la habitación porque es lo que va a condicionar el resto de la decoración. Por lo tanto, es lo primero que deberíamos tener en cuenta.
EL COLOR
Hace tiempo que, además del rosa y el azul, una amplia variedad de colores se ha ido imponiendo a la hora de pintar la habitación de un bebé. El blanco, con su amplia gama, el beige, el amarillo o los tonos verdes, grises y el azul en todas sus tonalidades, ideales para recrear espacios tranquilos que invitan al descanso, marcan tendencia y son cada vez más habituales en los cuartos de los más pequeños.
La cuestión que hay que tener en cuenta al elegir el color es básicamente el tamaño de la habitación y la cantidad de luz natural que recibe. Para estancias pequeñas siempre es mejor elegir tonos claros que tienen la virtud de agrandar el espacio y si, además, pintamos el techo en blanco o en un tono más claro que la pared lograremos aumentar la sensación de altura. Para habitaciones oscuras los amarillos y naranjas suaves siempre son una buena opción porque proporcionan mucha luz.
Al tratarse de la habitación de un bebé, lo lógico es que escojamos tonos suaves dentro de la gran variedad de colores que hemos mencionado anteriormente. Sin embargo, si la habitación es lo suficientemente amplia como para destinar una parte a zona de juegos, se puede destacar una pared en un tono más vivo siempre en un color que contraste y, a la vez, combine con el resto de la habitación.
La pintura es un recurso decorativo que se complementa perfectamente con otros como el papel pintado, murales, vinilos, frisos de madera… ¿Por qué no combinarlos para lograr un resultado de revista?
FRISOS
Los frisos tienen la ventaja de proteger la pared cuando el niño crece y con sus ansias de explorarlo todo va dejando huellas con sus manitas en todas las paredes. Los hay de madera, pero otras opciones son los de melamina, un material muy resistente y que, a diferencia de la madera, no necesita mantenimiento.
PAPEL PINTADO
Si la opción es combinar pintura y papel, los de rayas siguen estando de plena actualidad, aunque en este campo las posibilidades son infinitas ya que los tenemos con una gran variedad de dibujos específicos para las habitaciones infantiles.
VINILOS
Por último, si nos decimos por darle un toque más artístico a la habitación siempre podemos colocar un vinilo sobre la pared previamente pintada con el color adecuado. Aquí la temática también es enorme y además los hay de tela, que pueden despegarse sin dejar rastro y son reutilizables.
La variedad a la hora de vestir las paredes de la habitación de un bebé es inmensa, el problema está en decirse.
La autora del post:
Mara Romero es periodista y una apasionada de la decoración, concretamente del estilo shabby.
Puedes visitar su blog Deco Shabby y seguirla en Twitter para estar al día de sus interesantes publicaciones y consejos.
¡Gracias Mara por este estupendo post!