Como sabes, los colores claros amplían y los oscuros empequeñecen. Además, si quiere ganar en calidez apuesta por colores claros si tienes mucha luz y si tienes poca, por intensos. Ganarás calidez y armonía.
Otro buen consejo es iluminar desde abajo. Pinta con tonos intensos si tienes poca luz, acompañándolos de luces desde el suelo.
El suelo y el techo
Lo mejor es escoger un tono de pared que esté en la gama del suelo, incluso si es oscuro y el salón tiene poca luz.
En cuanto al techo, si tu piso tiene una altura normal, apuesta por pintarlo del mismo tono que la pared o un punto más claro para ganar sensación de espacio.
¿Qué color elegir?
Lo primero, haz una lista de tus colores favoritos. Rojo, azul, beige...
Después, ten en cuenta toda su gama -tonos suaves, medios e intensos de cada color– y quédate con la que te guste más de cada uno.
Si te gustan los colores claros, los piedras y los blancos nunca pasan de moda. Azules en tonos medios y grises también son perfectos
Haz familias de colores. Piensa otros colores que vayan bien con cada tono de tu playlist y mira qué conjunto te gusta más o te hace sentir mejor.
Haz pruebas. No te quedes con uno sin haberlo probado en tu casa. Pinta un brochazo de cada color en cada una de las paredes que tienen diferente incidencia de luz y mira cómo cambia el color a diferentes horas del día. Solo así sabrás cuál es el color que le quedará mejor a tu salón.
Puertas y ventanas
Puedes pintarlas como la pared o destacarlas con otro color. Pero elige siempre un acabado satinado. Olvídate de la pintura brillante.
Si la pared es oscura, pinta las carpinterías en un tono algo más claro que la pared o en color blanco.
Si la pared es clara o blanca, una buena idea es pintarlas en gris o en beige. Si pintas también el rodapié en el mismo color (y las molduras, si tienes) quedará más acabado.