Es fácil, sigue tres sencillas claves: estudia bien tu salón; elige la gama que mejor le va y define el tono concreto con el que pintarás tus paredes.
Estudia tu salón
Enfréntate a tu salón como si lo vieras por primera vez. No caigas en la tentación de dejarte llevar por una tendencia o un ambiente que te ha gustado y no cometas el error de aplicarlo a tus paredes sin pensar si realmente este color se adapta bien a tu salón.
Por lo tanto, y antes que nada, piensa como es tu salón: su tamaño, su luminosidad, el suelo que tienes, el tipo de muebles que te gustan, las vistas de las que disfrutas, etc.
Cuanto más neutros sean todos estos elementos, más libertad de elección tendrás para la pintura de las paredes. Por el contrario, en un salón pequeño y poco luminoso lo más razonable es que utilices un color que compense estas deficiencias: claro, luminoso, brillante, et
De cualquier modo y, por difícil que te parezca, ¡no te desanimes! Como te digo, todo es cuestión de equilibrio y de seguir unos sencillos pasos para llegar a la elección adecuada.